Foto: el depósito de Acción Comunitaria del MCBA, certificado por el Senasa, en donde se hace el acondicionamiento de la mercadería que se entrega a comedores comunitarios.
La Asociación de Periodistas Agroalimentarios de Buenos Aires se suma a la iniciativa global para fomentar acciones concretas que reduzcan el desperdicio de alimentos y promuevan la sostenibilidad.
El 29 de septiembre se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, un problema que afecta tanto a la economía como a la salud del planeta. Según la FAO, en el mundo nunca se llega a consumir el 30% de los alimentos que se producen. En Argentina se estima que más de 16 millones de toneladas de comida se pierden o desperdician anualmente.
Un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) señala que, en el país, se pierde aproximadamente un tercio de la producción de alimentos. Las principales pérdidas se registran en productos perecederos como el tomate, la manzana y la naranja, con desperdicios que alcanzan el 30%. En contraste, en cadenas como la carne bovina y el arroz, las pérdidas son inferiores al 10%.
Datos de la Organización Panamericana de la Salud indica que, en América Latina, el hambre y la inseguridad alimentaria han aumentado significativamente en los últimos años. Este contexto resalta que no se trata de un problema de producción, ya que la región podría alimentar a más de 1.300 millones de personas, es decir, el doble de su población actual. La falta de planificación en las compras y la ineficiencia en el manejo de alimentos en el hogar son factores que contribuyen a este desperdicio.
Pero también nacieron iniciativas que encararon el problema, como los bancos de alimentos y algunas políticas oficiales. En el Mercado Central de Buenos Aires se creó el Programa de Reducción de Pérdidas y Desperdicio, implementado con participación del INTA e INTI, que logró recuperar más de 3.471 toneladas de alimentos aptos para el consumo humano entre agosto de 2020 y julio de 2023. Además, se han reciclado 4.372 toneladas de residuos orgánicos de frutas y hortalizas en compost, lo que contribuye a la producción agrícola local y al cuidado del medio ambiente. Este programa no solo busca reducir el desperdicio, sino también mejorar la seguridad alimentaria de comunidades vulnerables a través de donaciones a organizaciones sociales y comedores populares.
La situación resalta la necesidad urgente de un cambio en la manera en que se producen y consumen los alimentos. Es fundamental adoptar enfoques que integren la reducción de pérdidas y desperdicios, además de mejorar la calidad nutricional de los productos alimentarios.